¿Sientes las piernas pesadas al final del día? ¿Te dan calambres por la noche o notas esas venitas marcadas que antes no estaban? Si tu respuesta fue un tímido “sí”, no estás sola: 8 de cada 10 personas en Chile tiene Enfermedad Venosa Crónica (EVC) y muchas ni siquiera lo saben. Sí, leíste bien, y en su mayoría somos mujeres.
¿Qué es la Enfermedad Venosa Crónica?
La también llamada insuficiencia venosa crónica (IVC) es mucho más común de lo que imaginamos. Se trata de una condición en la que las venas, especialmente las de las piernas, no hacen bien su trabajo de llevar la sangre de vuelta al corazón. ¿Resultado? La sangre se acumula en las piernas, generando hinchazón, dolor, calambres y várices. En casos más avanzados, incluso puede llevar a úlceras venosas (¡ouch!).
Y no es un tema solo de edad. Aunque la prevalencia sube al 50% en personas mayores de 50 años, la IVC puede aparecer desde los 20 años, y ojo: somos las mujeres las más afectadas. Así que no, no es solo “que trabajas muchas horas parada” o “que se te marcan las venas porque eres blanca”.
Las señales que no deberías ignorar
Entre los síntomas más comunes de la IVC están:
- Venas visibles (esas que se ven azuladas o retorcidas, también llamadas várices)
- Piernas cansadas o pesadas
- Calambres, sobre todo en la noche
- Hormigueo o sensación de ardor
- Hinchazón, especialmente al final del día
El problema es que muchos de estos síntomas se normalizan o se minimizan. Pensamos que es algo estético o pasajero, cuando en realidad, puede ser el inicio de algo más serio si no se trata a tiempo.
La etapa más común: C2
La EVC se clasifica en seis etapas, desde cero hasta la aparición de úlceras. La más común entre las chilenas es la etapa C2, donde ya se notan las várices, que pueden parecer solo un problema de apariencia… hasta que no lo son. Y es que si no se tratan, pueden progresar hasta desarrollar úlceras venosas, una complicación nada agradable que puede afectar gravemente la calidad de vida.
¿Qué hacer si sospechas que tienes IVC?
Lo primero es consultar a un médico especialista (idealmente un angiólogo o cirujano vascular). Un diagnóstico oportuno puede marcar la diferencia. El tratamiento va desde cambios en el estilo de vida hasta opciones médicas más avanzadas.
Terapia compresiva: tus piernas lo agradecerán
Una de las soluciones más efectivas y accesibles es la terapia compresiva, que consiste en el uso de medias especiales que aplican presión graduada desde el tobillo hacia arriba. Esto ayuda a que la sangre fluya correctamente y reduce el estancamiento.
Y no, no son las típicas medias ortopédicas de la abuelita. Hoy existen marcas como JOBST®, que ofrecen medias de compresión con diseños cómodos, modernos y que pueden pasar perfectamente por ropa interior funcional. Además, son ideales para:
- Evitar la hinchazón tras largas horas de pie o sentada (sí, nos pasa a todas)
- Prevenir problemas circulatorios en vuelos largos
- Aliviar síntomas durante el embarazo
- Mejorar la apariencia de las piernas si ya hay várices visibles
Javier Pizarro, director comercial de JOBST en Chile, lo resume así:
“Ofrecemos soluciones que empoderan a las personas para enfrentar la enfermedad venosa. Romper los estigmas y normalizar su tratamiento es fundamental para mejorar la calidad de vida de muchas mujeres.”
Tratamiento integral y opciones disponibles
El abordaje de la IVC puede ser conservador o invasivo. Lo ideal es partir por lo menos agresivo: ejercicio regular, mantener un peso saludable, elevar las piernas durante el descanso y, por supuesto, usar medias de compresión.
En casos más avanzados, existen tratamientos quirúrgicos como la flebectomía (extracción de várices pequeñas) o técnicas como el stripping, que remueven venas dañadas. Pero no todas necesitan cirugía. Muchas mujeres logran controlar los síntomas solo con terapia compresiva y cambios en la rutina.
¿Mito o realidad? No, no es solo “cansancio”
Muchas veces nos convencemos de que “es normal” terminar el día con dolor en las piernas. Pero normal no es lo mismo que saludable. Lo importante es prestar atención a tu cuerpo y actuar antes de que los síntomas se agraven.
No más tabú: hablemos de venas sin vergüenza
Hablar de várices o de enfermedades venosas aún genera incomodidad. Algunas sienten que es un tema de “viejas” o que usar medias de compresión es poco estético. Pero la verdad es que cuidar nuestra salud vascular no debería ser un tabú.
Romper ese estigma es parte de la campaña que impulsa JOBST a nivel mundial: darle visibilidad a la insuficiencia venosa crónica y empoderar a las mujeres para que tomen el control de su bienestar.
¿Y tú? ¿Cómo están tus piernas hoy?
Si alguna de las señales te suena familiar, este es un buen momento para actuar. Habla con tu médico, infórmate, prueba las medias de compresión y dale a tus piernas el cariño (y el descanso) que merecen. Porque no se trata solo de estética: se trata de vivir bien, con salud y sin dolor