Un matrimonio discute dentro de su departamento. Son dos personas sin memoria que, entrampadas en sus conflictos, viven ajenas a lo que sucede a su alrededor, hasta que la crisis traspasa las paredes y su mundo comienza a derrumbarse. Este es “Delirio a dúo”, montaje de la compañía Teatro del Uno, que ganó el Fondart, y que invita a los espectadores a vivir una particular experiencia dramática dentro de una estructura escenográfica.
Se trata de una adaptación de la obra de Eugène Ionesco, dirigida por José Ignacio García y protagonizada por Alejandro Trejo y Roxana Naranjo, que se estrenó este 4 de mayo en la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi. En cada función, los espectadores vibrarán con los movimientos de la estructura diseñada por Eduardo Jiménez.
“Este dispositivo escenográfico decagonal busca intervenir en la puesta y en la percepción del público. El espectador, al estar dentro, está alrededor de los personajes todo el tiempo, por eso vive los mismos estímulos que los actores”, explica el director sobre su propuesta. Esta nace como una continuidad en la investigación escénica que inició en 2011 con “Intentar no construir-lo” (mención a lo Mejor del Teatro 2011, Círculo de Críticos de Arte), donde innovó en el uso del espacio con el público observando la obra desde arriba.
“Mientras hacía una revisión del teatro de Ionesco, me encontré con esta obra “Delirio a dúo” y me pareció que juntaba los conceptos y nociones que estaba trabajando. Engloba todo y al mismo tiempo establece una suerte de visión sobre el mundo hoy. Este objeto o aparato es el protagonista, y a base de él gira todo el entorno, el texto, los actores y los demás recursos”, detalla García.
Y agrega que “ésta es una investigación teatral y estética con respecto a qué época vivimos, tiempos en que temáticas como la deshumanización están dando vueltas, la indiferencia del ser humano ante los hechos históricos que se están viviendo y a la memoria también. Ese mismo término se puede usar al abordar cómo el hombre puede manejar el armatoste que compone la escenografía, y cómo eso significa otras cosas desde el punto de vista estético”.
Por eso es fundamental la elección de Villa Grimaldi como un lugar que alberga la estructura y se convierte en telón de fondo para la obra, un espacio de memoria que agrega otra lectura y que, además, este 2017 conmemora 20 años desde su recuperación.
Puesta en escena
Tres meses tomó elaborar la estructura de fierro que alberga la puesta en escena, cuya realización estuvo a cargo de Francisco Sandoval. La imponente escenografía albergará en su interior a 35 espectadores, y durante la función será manipulada por ocho operadores, estudiantes y ex alumnos de Teatro de la Universidad Finis Terrae.
Su base es de un metro de alto, por lo que el público será dividido en pequeños grupos que subirán por una escalera que se retirará al comenzar la historia, ya que debido a las características del montaje la gente no podrá salir hasta que finalice.
El dispositivo estará emplazado en la explanada de Villa Grimaldi que da hacia el Jardín de las Rosas, y se tomarán todas las medidas de seguridad para que la vertiginosa puesta en escena se viva sin contratiempos. De hecho, desde el primer ensayo Trejo y Naranjo han trabajado dentro del decágono, y se han realizado pruebas con público para ver cómo se comporta el artilugio y todos los mecanismos que lo componen.
“El concepto con que se desarrolló la escenografía es la inestabilidad, porque esta estructura se mueve y se empieza a derrumbar. Los actores y el público van viendo cómo se les viene el mundo abajo, hay bloques que se caen y todo se comienza a destruir. Esto representa por una parte la visión de la pareja protagonista, pero también habla de esta sensación de fin de era que se piensa estamos viviendo”, sostiene el director.
La idea es llevar al espectador a reflexionar, apelar a su sensibilidad poniendo en jaque lo que está acostumbrado a presenciar en términos artísticos, ya que al habitar la escena y estar en un constante movimiento se verá obligado a mantenerse en alerta y de ninguna manera podrá permanecer pasivo.
Este proceso también ha sido un gran desafío para los actores. “Alejandro y Roxana son súper arrojados, muy abiertos de mente, dos grandes y generosos actores que me han permitido plantear este universo escénico, sumándose a esa sensación que se quiere lograr y que se traduce en un desgarro profundo, que habla de la historia y la memoria. Es que la obra, como lo dice su título, es un delirio de comienzo a fin, como un vaso que se va llenando hasta que rebalsa. Un desparpajo escénico, una situación de locura”, concluye García.
Dónde: Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi (Av. José Arrieta 8401, Peñalolén) Funciones: Del 5 al 27 de mayo; de jueves a sábado a las 20:30 hrs. Entrada gratuita, previa reserva. Sólo 35 cupos por función. Reservas: teatrodeluno@gmail.com o al teléfono: 232178347