La colección Otoño 2018 combina la tradicional costura artesanal de esta marca con el pragmatismo y las propuestas de la moda americana más llevable. Esta es una celebración al glamour y a los imperturbables códigos que acompañan la firma desde que la creó su fundadora hace 37 años. Carolina Herrera, sueños hechos moda… una muestra sublime que recopila sus creaciones más icónicas y por qué no decirlo, un repaso de su vida profesional con diseños tan sofisticados que logran un perfecto ejemplo de elegancia tanto de día como de noche.
La propuesta para Otoño 2018 de Carolina Herrera es una celebración a la opulencia y a la belleza sin complejos. Esta nueva temporada da la bienvenida a colores intensos, ricos tejidos y siluetas femeninas para convertir las prendas que visten a la mujer en una expresión de sí misma.
La vibrante paleta de colores incluye el rojo Carolina, el azul Patmos y un fantástico amarillo; siempre destacados por los colores insignia de la casa: negro y blanco brillante. Un repertorio de tonalidades que convierte esta colección en un armario para todo tipo de ocasiones. Creaciones de animal print en lamé, de plumas de avestruz con flecos metálicos o de intarsia floral en piel de visón -todas confeccionadas en el taller neoyorkino- son una proclamación de la moda más lujosa. Sastrería impecable en lana y cachemira se incorpora a blazers de hombros redondos, abrigos lisos y faldas entalladas con aplicaciones en chifón que se descubren cuando la prenda se pone en movimiento. Las propuestas de noche toman fuerza con tejidos esculpidos por drapeados tules y seda de tafetán.
La feminidad, siempre presente en Carolina Herrera, se realza con exquisitos acabados como la botonadura y los delicados bordados.
La propuesta para Otoño 2018 de Carolina Herrera es una celebración a la opulencia y a la belleza sin complejos. Esta nueva temporada da la bienvenida a colores intensos, ricos tejidos y siluetas femeninas para convertir las prendas que visten a la mujer en una expresión de sí misma.
La vibrante paleta de colores incluye el rojo Carolina, el azul Patmos y un fantástico amarillo; siempre destacados por los colores insignia de la casa: negro y blanco brillante. Un repertorio de tonalidades que convierte esta colección en un armario para todo tipo de ocasiones. Creaciones de animal print en lamé, de plumas de avestruz con flecos metálicos o de intarsia floral en piel de visón -todas confeccionadas en el taller neoyorkino- son una proclamación de la moda más lujosa. Sastrería impecable en lana y cachemira se incorpora a blazers de hombros redondos, abrigos lisos y faldas entalladas con aplicaciones en chifón que se descubren cuando la prenda se pone en movimiento. Las propuestas de noche toman fuerza con tejidos esculpidos por drapeados tules y seda de tafetán.
La feminidad, siempre presente en Carolina Herrera, se realza con exquisitos acabados como la botonadura y los delicados bordados.
Con este desfile Carolina Herrera se despidió de la dirección creativa de su firma, para permanecer como embajadora de la marca; después de casi cuarenta años al frente, deja al diseñador Wes Gordon, de 31 años, quien ya trabajaba con ella como consultor desde hace casi un año. Los últimos diseños de la Herrea protagonizaron la Fashion Week neoyorquina en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), dentro de la Semana de la Moda.
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