Porque envejecer no es sinónimo de apagarse, sino una nueva etapa para florecer. Te contamos por qué juegos de mesa y actividad física son aliados clave para un envejecimiento activo y positivo.
El secreto no tan secreto: ¡mantenerse en movimiento!
Octubre es el Mes de las Personas Mayores y qué mejor momento para hablar de algo que nos importa a todas: cómo llegar bien —física, mental y emocionalmente— a esa etapa en la que, por fin, tenemos tiempo para nosotras.
El envejecimiento trae consigo cambios naturales en el cuerpo y la mente, como pérdida de masa muscular, más rigidez en las articulaciones o dificultades para concentrarse. Pero ¡ojo! Estos cambios no tienen por qué ser sinónimo de deterioro o dependencia.
Según Valentina Mohr, kinesióloga de Acalis Valle Alegre, lo fundamental es mantenerse activas, incluso con ejercicios simples. “No se necesita ir al gimnasio ni tener implementos especiales. En casa, se puede hacer mucho: levantarse y sentarse de una silla, caminar por el pasillo, ponerse de puntillas o incluso usar botellas de agua como pesas”, explica.
Basta con 30 minutos de ejercicio tres veces por semana para mejorar la circulación, fortalecer músculos, evitar caídas y, de paso, levantar el ánimo. ¡Sí, el movimiento también mejora la memoria, el sueño y la autoestima!
Juegos de mesa: más que entretención, una terapia poderosa
¿Quién no ha jugado alguna vez una partida de dominó, cartas o bingo con su mamá o abuela? Más allá de lo entretenido, estas actividades tienen beneficios reales para el cerebro.
“La participación en juegos de mesa tradicionales ayuda a estimular funciones como la memoria, el lenguaje, la atención y el razonamiento”, explica Renate Mulchi, terapeuta ocupacional. Juegos como el ajedrez o las damas exigen pensar estratégicamente, recordar jugadas y planificar. En tanto, el bingo estimula la percepción visual, la rapidez mental y la memoria auditiva.
Y eso no es todo: el componente social de los juegos es tan importante como el mental. Estar en grupo, reírse, conversar y competir sanamente mejora el estado de ánimo y refuerza vínculos. “En residencias, estos juegos son fundamentales para combatir la apatía, la soledad y fomentar la participación social”, asegura Mulchi.
Los estudios respaldan esto: las personas mayores que juegan con frecuencia tienen menor riesgo de desarrollar demencia o deterioro cognitivo. ¿La receta? Juegos simples, cotidianos, accesibles y llenos de sentido cultural y emocional.
Envejecer con propósito (y en compañía)
Uno de los grandes desafíos de la tercera edad es conservar la autonomía y el sentido de propósito. Mantener la mente activa y el cuerpo en movimiento son dos estrategias simples pero tremendamente efectivas para lograrlo.
El ejercicio físico mejora el sistema cardiovascular, fortalece músculos y huesos, regula el azúcar en la sangre y hasta ayuda a prevenir fracturas y caídas. Pero también tiene un impacto en el sistema nervioso, mejorando el estado de ánimo, reduciendo el estrés y ayudando a dormir mejor.
¿Y si combinas actividad física con juegos de mesa? ¡Mejor todavía! Estás trabajando tu cuerpo, tu mente y tu corazón al mismo tiempo.
La clave está en hacerlo de forma constante y con sentido. No se trata de “matarse” haciendo deporte ni de llenar la semana con actividades. Se trata de encontrar pequeños espacios diarios para moverse, pensar, jugar, conversar y, sobre todo, disfrutar.
¿Y si no tengo con quién jugar o ejercitarme?
No estás sola. En Santiago hay cada vez más espacios, talleres y agrupaciones que promueven el envejecimiento activo. Desde centros comunitarios, clubes de adulto mayor y juntas de vecinos hasta residencias como Acalis Valle Alegre, donde se trabaja a diario con esta filosofía de vida.
Y si no puedes salir, también existen alternativas online. Hay clases gratuitas de yoga o gimnasia suave en YouTube, e incluso plataformas para jugar cartas o ajedrez con personas de otras ciudades o países.
Lo importante es dar el primer paso. Y luego otro. Y luego uno más.
Recomendaciones prácticas para mujeres mayores activas
- Muévete todos los días: aunque sea dentro de la casa. Estiramientos, caminatas cortas o ejercicios con tu propio peso son un excelente comienzo.
- Juega juegos de mesa: con nietos, amigas o incluso online. Tu mente te lo agradecerá.
- Rodéate de gente: las relaciones sociales son protectoras contra la depresión y el deterioro cognitivo.
- Aprende algo nuevo: nunca es tarde para tomar un taller, leer ese libro pendiente o animarte a pintar.
- Duerme bien y aliméntate mejor: sueño y nutrición son la base de todo bienestar.
La edad no te define, tu actitud sí
Envejecer no significa detenerse. Significa adaptarse, cuidarse y seguir adelante con otras prioridades y ritmos. Como dice el dicho, “más sabe el diablo por viejo que por diablo”. Y si ese diablo juega a las cartas y hace sentadillas, ¡mejor aún!
Porque el bienestar en la tercera edad se construye día a día, con pequeñas acciones que, juntas, hacen una gran diferencia. Y tú, ¿qué harás hoy por tu bienestar?



