El método de enseñanza Montessori, desarrollado por la educadora italiana María Montessori a principios del siglo XX, se caracteriza por su enfoque integral en la educación de los niños y niñas, centrándose no sólo en el desarrollo cognitivo, sino que también en la promoción de herramientas que crean y fomentan habilidades socioemocionales.
Estas habilidades, también conocidas como habilidades blandas (“soft skills”) no sólo son útiles en el aula sino que también fuera de ella, ya que impactan positivamente en la capacidad de esos niños y niñas de relacionarse con otras personas y su entorno. Como resultado, contribuyen a una vida más feliz y con menos estrés.
Al crear un entorno que fomenta la independencia, responsabilidad, empatía y el respeto, prepara a los niños y niñas no sólo para tener éxito académico, sino también para convertirse en individuos emocionalmente inteligentes y socialmente responsables. Y, en un mundo cada vez más complejo, las habilidades socioemocionales, se convierten en herramientas esenciales para el éxito y el bienestar a largo plazo.
En Chile, el Colegio Epullay, ubicado en la comuna de Peñalolén, con 30 años de trayectoria, es uno de los más prestigiosos y efectivos en el aprendizaje basado en el método Montessori.
Hoy, con 21.000 m² de terreno y más de 6.000 m² de edificaciones, este colegio ofrece todos los niveles de escolaridad, con aulas diseñadas según los altos estándares y protocolos del método Montessori. Además, se destaca por la excelencia académica de sus profesores, conocidos como ‘Guías’, capacitados y certificados en la enseñanza Montessori, quienes fomentan la autonomía y la responsabilidad en los estudiantes.
“Los colegios tradicionales suelen enfocarse en los resultados académicos, lo cual está bien, pero los problemas vienen después, cuando ya como adultos, postulan a un trabajo. Ahí nadie te pregunta qué notas te sacaste en la escuela, ya que lo que están buscando son otras habilidades en el postulante como la creatividad, la capacidad de trabajar en equipo, adaptabilidad y en eso es lo que nos enfocamos con el método Montessori”, explica Cristián Ernst, Gerente y Fundador del Colegio Epullay, que este 2024 en el marco de su celebración de sus 30 años realizará un evento masivo para ex alumnos y profesores.
Respecto a qué habilidades socioemocionales desarrolla y potencia el método Montessori, Marcela Encalada Valenzuela, Directora Docente del Colegio Epullay, explica que “el método Montessori ofrece un enfoque educativo que va más allá del aprendizaje académico tradicional, promoviendo un desarrollo integral que incluye las habilidades socioemocionales”
“Al crear un entorno que fomenta la independencia, la responsabilidad, la empatía y el respeto, este método prepara a los niños no solo para tener éxito en la escuela, sino también para convertirse en individuos emocionalmente inteligentes y socialmente responsables. En un mundo cada vez más complejo, las habilidades socioemocionales desarrolladas a través del método Montessori se convierten en herramientas esenciales para el éxito y el bienestar a largo plazo”, agrega la profesional.
Respecto a qué habilidades socioemocionales coloca énfasis el método Montessori, la educadora comparte los siguientes aprendizajes:
Autonomía. Uno de los principios fundamentales del método Montessori es generar un entorno que fomenta la independencia y autoconfianza de los estudiantes a través de un espacio cuidadosamente diseñado que permite a los niños explorar y aprender a su propio ritmo.
Este entorno está provisto de materiales accesibles que fomentan la autonomía, permitiendo que los niños y niñas tomen decisiones sobre sus actividades diarias. Al tener el control sobre su propio aprendizaje, los niños desarrollan autoconfianza y una fuerte sensación de competencia, habilidades esenciales para manejar situaciones sociales de manera efectiva tanto dentro como fuera del aula.
Inteligencia emocional. El método Montessori también pone un fuerte énfasis en el aprendizaje socioemocional. Los niños son animados a reconocer y expresar sus emociones, a entender los sentimientos de los demás y a desarrollar habilidades para manejar sus emociones de manera constructiva. Este enfoque ayuda a los niños a desarrollar inteligencia emocional, una habilidad que es fundamental para establecer relaciones sanas y manejar los desafíos de la vida.
Comunicación, empatía y trabajo en equipo. En las aulas Montessori, los niños y niñas suelen trabajar en grupos de edad mixta, lo que crea un entorno natural para la colaboración y el aprendizaje social. Los niños mayores asumen roles de liderazgo, ayudando a los más pequeños, lo que refuerza su capacidad de empatía y cuidado por los demás. Por otro lado, los niños más jóvenes se benefician al observar y aprender de sus compañeros mayores. Esta dinámica de cooperación y ayuda mutua fomenta habilidades sociales clave, como la comunicación efectiva, la empatía y la habilidad para trabajar en equipo.
Responsabilidad y toma de decisiones. En lugar de actuar como una figura autoritaria, el adulto en un aula Montessori se desempeña como guía, observando y apoyando al niño en su proceso de aprendizaje. Esta orientación sutil ayuda a los niños a desarrollar un sentido de responsabilidad sobre sus acciones y decisiones. Al aprender a manejar la libertad dentro de un marco de límites claros, los niños desarrollan habilidades como la autodisciplina, el autocontrol y la resolución de conflictos, todas fundamentales para el desarrollo socioemocional.
Respeto por la diversidad. El respeto mutuo y la paz son valores centrales en Filosofía Montessori. Los niños aprenden a respetar a sus compañeros, a los adultos y al entorno. Este respeto se extiende también a las diferencias individuales, promoviendo un sentido de inclusión y tolerancia. Las lecciones de paz, que incluyen ejercicios de resolución de conflictos y meditación, ayudan a los niños a desarrollar una mentalidad pacífica y a ser agentes de cambio positivo en su entorno.