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Halloween: dulces, sustos y un poquito de culpa parental

Cada 31 de octubre, mientras los niños sueñan con disfraces, dulces y calabazas luminosas, los padres respiran hondo y se preparan para una de las noches más desafiantes del año. Halloween es sinónimo de diversión, pero también de azúcar, bolsas de golosinas y, muchas veces, de excesos difíciles de controlar.

Porque sí, mientras los pequeños se disfrazan de monstruos, princesas o superhéroes, los adultos se convierten —sin querer— en nutricionistas aprensivos, tratando de encontrar el equilibrio entre dejar que disfruten y proteger su salud.

Y es que los números no son nada alentadores. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil es uno de los principales problemas del siglo XXI. En 2022, más de 400 millones de niños menores de 19 años tenían sobrepeso en todo el mundo. Peor aún, Chile lidera el ranking de obesidad infantil en Latinoamérica, de acuerdo con un estudio publicado en The Lancet.

El dulce riesgo detrás del disfraz

Consumir exceso de azúcares es perjudicial para la salud”, afirma la Dra. Natalia Aybar, nutrióloga de Clínica INDISA. “No solo aumenta el riesgo de caries, sino también de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión arterial y síndrome metabólico”.

Y aunque un puñado de dulces no representa un peligro inmediato, el problema surge cuando los niños asocian cada celebración o premio con azúcar. Esa relación temprana con los alimentos puede convertirse en un hábito difícil de romper más adelante.

Por eso, la especialista recomienda que los padres no solo restrinjan el consumo, sino que aprovechen la instancia para educar sobre hábitos saludables. “Los primeros años de vida son fundamentales para establecer una buena relación con la comida. Halloween puede ser una oportunidad perfecta para enseñarles que el equilibrio también puede ser divertido”, enfatiza la doctora.

Alimentación sana, vida sana

Implementar una rutina de alimentación equilibrada desde la infancia tiene beneficios que van más allá del peso. Según la Dra. Aybar, fomentar hábitos saludables desde pequeños puede generar:

  • Mayor probabilidad de mantener un peso adecuado.
  • Menor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
  • Mejor rendimiento escolar.
  • Mayor autoestima y bienestar emocional.

“Cuando los niños aprenden a disfrutar de alimentos variados y coloridos, se sienten mejor física y emocionalmente. Además, adquieren una relación más consciente con la comida”, agrega.

Que no te asusten los dulces: cómo sobrevivir a Halloween sin perder la cordura

Entonces, ¿qué pueden hacer los padres para que Halloween no se transforme en una pesadilla nutricional? La Dra. Aybar propone algunas estrategias prácticas (y probadas por muchas mamás santiaguinas):

1. Ofrece opciones saludables, pero entretenidas

Convierte los snacks en parte del juego. Prepara manzanas con caras de fantasmaszanahorias convertidas en dedos de bruja o galletas integrales con forma de murciélago. A los niños les encanta participar en la cocina, y si se sienten parte del proceso, estarán más dispuestos a probar cosas nuevas.

2. No prohíbas todo

“Ofrecer una variedad de alimentos, incluyendo algunos dulces, pero en cantidades moderadas”, aconseja la especialista. Prohibir de manera tajante puede generar ansiedad o rebeldía. En cambio, si los niños saben que pueden disfrutar de un par de dulces y luego algo más nutritivo, aprenden a autorregularse.

3. Organiza una fiesta casera

Si no te convence la idea del “dulce o travesura” tradicional, organiza una fiesta temática en casa. Puedes preparar cabritas caseras con sabores naturalesyogur griego con frutas y granola, o brochetas de frutas con forma de calabaza.

4. Establece límites claros

Antes de salir, acuerda con tus hijos cuántos dulces podrán comer esa noche. Guarda el resto para los días siguientes y fracciona su consumo, en lugar de dejarlos con una bolsa completa de azúcar.

5. Fomenta el movimiento

Halloween puede ser la excusa perfecta para caminar más. Planifica rutas para pedir dulces a pie, baila con ellos en casa o inventa juegos activos. “Se puede hacer más entretenido fomentando las caminatas en busca de dulces y luego repartirlos durante la semana”, sugiere la Dra. Aybar.

Dulces, pero con conciencia

Más que prohibir, se trata de educar con cariño y coherencia. Si los niños aprenden que pueden disfrutar con equilibrio, crecerán con una relación sana hacia la comida y su cuerpo.

Halloween puede ser una fiesta llena de color, creatividad y risas, sin necesidad de que termine con dolor de estómago o culpa parental. Lo importante es poner el foco en lo lúdico y no en el exceso.

“Enseñemos a nuestros hijos que el verdadero espíritu de Halloween está en la diversión, no en la cantidad de dulces”, concluye la Dra. Natalia Aybar.

Porque una buena salud no se trata de prohibir, sino de encontrar el equilibrio perfecto entre disfrutar y cuidar. Y sí, incluso en Halloween, eso es posible.

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