Algunos datos para evitar que tus oídos enfermen en estas fechas. Los resfriados suelen ser la puerta de entrada para una otitis. “Es frecuente que en invierno la faringitis, la influenza o un simple resfriado vayan acompañados de rinitis e incluso de otitis”, afirma la fonoaudióloga Gloria Sanguinetti, de los centros auditivos GAES.
La otitis media aguda es la más frecuente en invierno, es causada por virus o bacterias, produce una acumulación de fluido detrás del tímpano y provoca una inflamación del oído medio que puede afectar a uno o a los dos oídos al mismo tiempo. Es una infección muy dolorosa para el paciente que, si se trata en forma adecuada, no provoca problemas de audición permanentes.
Niños y adultos mayores son los más vulnerables
Las infecciones del oído encuentran una vía de entrada fácil si las defensas de nuestro cuerpo están bajas. Por este motivo, los niños y adultos mayores son vulnerables a las otitis, pues su sistema inmunológico es más sensible a las agresiones externas. En el caso de los más pequeños, es muy frecuente la aparición de la llamada otitis media serosa, que se caracteriza por la acumulación de secreciones en los oídos. “Aquí sí que hay riesgo de pérdida auditiva, por lo que es imprescindible proteger a los niños del frío para evitar enfermedades respiratorias”, alerta Gloria Sanguinetti.
Consejos respecto de la otitis:
Utilizar bufandas y tapar siempre las vías aéreas (nariz y boca) al exponerse a bajas temperaturas para evitar el ingreso de microbios (las orejeras y gorros solo sirven para proteger del frío).
Evitar los cambios bruscos de temperatura y la estancia prolongada en pasillos de tiendas y supermercados donde se exponen alimentos refrigerados.
Ventilar la casa, especialmente las habitaciones donde pasamos más horas, como los dormitorios.
Las defensas se potencian con una dieta rica en Vitamina B-12, que se encuentra en alimentos como la leche, el huevo, el hígado, la carne roja, el polen o el aloe vera, todos tienen efectos muy positivos sobre la salud auditiva.
Si se presentan, es importante acudir al otorrino porque si a estas infecciones no se les da el cuidado que requieren, se vuelven crónicas y pueden llegar a ser una de las causas de pérdida auditiva de manera permanente.
Los factores recurrentes que pueden causar otitis son las bajas temperaturas o el ingreso de agua en el oído, aunque también la mala alimentación, una lactancia artificial y la exposición al humo del tabaco en los grupos de riesgo.
Durante la infección de oído, en algunas personas puede haber una disminución auditiva importante; sin embargo, si la infección se trata y desaparece, en la mayoría de los casos, la audición vuelve a la normalidad.
Los principales síntomas son dolor de oído, enrojecimiento, fiebre, llanto e irritación. Además, los niños pueden tener secreción por el oído, problemas para dormir y pérdida de apetito.
La higiene también es clave para prevenir problemas en el oído. En este sentido se recomienda el uso de difusores de agua marina y, en ningún caso, usar cotonitos u otros objetos porque podría dañarse el tímpano.