¡Si estás leyendo esto con una taza de café en la mano y las luces tenues porque “otra vez te duele la cabeza”, te entiendo completamente! Pero atención, porque hoy no vamos a hablar de “dolores de cabeza normales”, sino de algo mucho más serio: la migraña, esa compañera indeseada que aparece sin invitación y te deja fuera de combate. ¿Lo peor? Nos afecta principalmente a nosotras, las mujeres, especialmente entre los 15 y los 49 años.
La migraña, una enfermedad neurológica crónica que en Chile afecta a miles de mujeres y que, según los datos presentados en el I° Congreso de Cefalea y Algias Faciales de ACEFALCH, es la segunda causa de discapacidad global. O sea, no es cosa menor.
No es “solo” un dolor de cabeza
Lo que más cuesta entender —incluso para quienes nos rodean— es que la migraña no es simplemente un dolor de cabeza. Es una condición que te puede tumbar por días, te impide trabajar, cuidar a tus hijos, salir con tus amigas o incluso simplemente existir en paz. Según cifras recientes, más del 30% de los pacientes ha tenido que faltar al trabajo por culpa de estas crisis. ¿Te suena familiar?
Entonces, ¿cómo se elige el tratamiento correcto?
Conversamos con la doctora Patricia Pardo, neuróloga del Hospital Regional de Rancagua y directora de ACEFALCH, quien nos explicó que no hay una “pastilla mágica” que sirva para todas. El tratamiento tiene que ser completamente personalizado y considerar todo lo que eres: tu historial médico, tu salud mental, tus rutinas, tus emociones e incluso tu trabajo.
“Antes de indicar cualquier fármaco, debemos conocer bien al paciente, su entorno y su estilo de vida”, nos comentó la doctora Pardo.
Actualmente hay muchas opciones de tratamiento. Algunos son más tradicionales, como los antidepresivos, anticonvulsivantes y betabloqueadores, y otros más nuevos y específicos, como los anticuerpos monoclonales y los inhibidores del CGRP. Pero ojo, no se trata solo de lo que está de moda, sino de lo que realmente funciona para ti.
¿Cuándo pensar en tratamiento preventivo?
Según la especialista, si tienes más de tres crisis al mes, si los remedios que usas no te hacen efecto o si tu vida está girando en torno a evitar el dolor, deberías considerar un tratamiento preventivo. También si tus migrañas duran más de un día, si presentas aura o si sientes que te está afectando emocionalmente (algo que, seamos honestas, pasa muy seguido).
Dormir mal, estar ansiosa o incluso tener depresión influye
Y no es coincidencia: hasta un 50% de quienes sufren migraña también tienen problemas para dormir, y el 47% presenta trastornos del ánimo, como depresión o ansiedad. Es una bola de nieve. Te duele la cabeza, no puedes dormir, te estresas más… y vuelta a empezar. Por eso, la doctora Pardo insiste en que el enfoque debe ser multidisciplinario: neurólogos, psicólogos, psiquiatras, kinesiólogos, nutricionistas. Todos pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida.
Pero… ¿y si no me funcionan los tratamientos?
Buena pregunta. Muchas mujeres han probado de todo sin éxito. Pero lo nuevo —y esperanzador— es que los tratamientos específicos que están apareciendo ahora sí pueden hacer la diferencia, especialmente si has tenido malas experiencias con otros medicamentos. El problema es que muchos aún no están al alcance de todas, ya sea por falta de información o por barreras económicas.
“El tratamiento de la migraña no es mágico ni inmediato. Requiere tiempo, seguimiento y una relación médico-paciente basada en la confianza”, destaca la neuróloga.
Y es cierto. No basta con tomarte una pastilla y esperar milagros. Necesitamos un tratamiento que te escuche, te respete y se adapte a tu vida real. Una vida en la que tienes que trabajar, cuidar a tus hijos, estudiar, salir adelante y, por supuesto, también darte espacio para ti.
Entonces, ¿por dónde empiezo?
- Consulta con un especialista en cefaleas. No todos los neurólogos están actualizados en migraña.
- Haz un registro de tus crisis: frecuencia, duración, síntomas asociados, y cómo afectan tu día a día.
- Revisa tus hábitos: sueño, alimentación, actividad física, estrés. A veces pequeños cambios ayudan mucho.
- Pregunta por nuevas terapias. Si los medicamentos tradicionales no te han servido, quizás haya otra opción para ti.
- No te rindas. La migraña se puede controlar. No estás sola.
Si sientes que ya no puedes más con ese dolor constante, si ya no sabes qué hacer… el primer paso es buscar ayuda con un equipo profesional que entienda que no hay una única solución, sino una estrategia personalizada para ti. Porque sí, se puede vivir mejor. Y sí, mereces una vida sin dolor