Al escuchar el nombre funcional te pueden pasar varias cosas: no entiendes de qué hablan; lo has escuchado tanto que ya no crees en la disciplina, porque además en cada parque hay un grupo de este tipo; o bien, te intimida el nombre porque crees que está destinado solo a “máquinas”.
Como hay muchas imágenes dando vueltas respecto a este entrenamiento, quisiéramos contar la experiencia de Francisca, una mujer de cuarentitantos años, con familia y muy activa profesionalmente hablando… Luego de un período de largo sedentarismo deportivo, una mañana se despertó con la fuerte intención de ponerse en movimiento, retomar la actividad física, pero ¿cuál? volver a Pilates (sus resultados deportivos y efecto anti estrés son reales, recordó); probar con yoga para constatar las maravillas de las que hablan o experimentar con una práctica más intensa, algo que realmente la hiciera moverse. Finalmente, todo la llevó al “entrenamiento funcional”.
Como su inactividad había sido ‘generosa’, se acercó a un centro deportivo que se especializa en este sistema de entrenamiento. Necesitaba sentirse capaz… tomó una clase de prueba con susto, y la terminó. Se sintió pésimo, pero le gustó, porque entendió que podía ir avanzando a su ritmo; a nadie le importaba si ella aún estaba calentando, mientras otros llevaban 20 abdominales + 50 estocadas. Por el contrario, el profe siempre estuvo atento dándole indicaciones y nadie la presionó.
Hoy, luego de tres meses de práctica, se atrevió a entregar este testimonio acerca de la efectividad del método, que asegura “se integra, se hace parte de tu vida…”
Para aquellos que no conocen esta disciplina, es importante saber que -aunque nació como preparación para deportistas- puede ser realizada por niños, personas sedentarias que no hacen ejercicio regularmente e incluso quienes se estén recuperando de alguna lesión. Lo importante es que su práctica sea supervisada por un profesional de la educación física.
Una clase de funcional se divide entre ejercicio atlético, de fuerza y aeróbico. Bajo supervisión el alumno aprende a trabajar los músculos correctamente, de acuerdo a su edad y condición física, evitando lesiones musculares. Por eso también es vital que alumno y profesor mantengan siempre un feedback.
El objetivo es aprender a utilizar el cuerpo como un todo, de manera integral. Por eso incluye movimientos como empujar, levantar, rotar, saltar y correr. “En cada clase se incluyen tres pilares básicos: ejercicio aeróbico, ejercicio atlético (corrección de postura, coordinación y movimiento) y fuerza general (utilizando un implemento como TRX, disco o balón, por ejemplo)”, explica a Bandoleras Nicolás Venegas, Licenciado en Educación Física y Coach funcional training de 360 sports.
¿Cuál es la diferencia con otras disciplinas?
El entrenamiento funcional abarca todas las capacidades físicas, mientras que el resto de las disciplinas se enfocan en una sola por vez. Por ejemplo, si usas solo aparatos entrenas músculos específicos, no el movimiento integral.
¿Qué resultados obtienes?
Mejoras el equilibrio corporal, la postura, flexibilidad y movilidad, además quemas grasas y desarrollas masa muscular. Tras 2 o 3 meses de práctica la persona se verá más atlética, fuerte y tendrá más capacidad aeróbica.
¿En qué consiste una clase?
En general las clases se basan en circuitos y estaciones, donde se realizan ejercicios diferentes, utilizando el propio peso del cuerpo o elementos. Al cierre se realiza un trabajo de elongación. Las clases duran entre 40 minutos y 1 hora.
Pensando en el tiempo, ¿cuántas veces a la semana se debe practicar?
Para que el entrenamiento sea efectivo, mínimo tienen que ser tres veces a la semana. Si el horario no te da, pueden ser dos veces en el gimnasio, y cumplir una tercera vez con una caminata, bicicleta o un paseo junto al perro. Si sacas la cuenta mensual: son 12 días en que realizas actividad física y 18 que no. Aunque a otra escala, esto es como en las olimpiadas. Se necesita una cantidad de entrenamiento para alcanzar resultados. Todo es cuestión de empeño y constancia.
Consejos para principiantes:
Lleva agua al entrenamiento, es indispensable. También toalla para secarse y polera de recambio si es necesario (se suda bastante). Usa ropa y zapatillas acorde.
Por qué preferir el entrenamiento funcional
– Es dinámico y entretenido
– Se adapta a la necesidad de cada persona
– Ayuda en la recuperación de lesiones
– Mejora la postura corporal
– Potencia el desarrollo muscular, la fuerza y resistencia
– Mejora el equilibrio corporal y la agilidad
– Como moviliza a todo el cuerpo, quema muchas calorías