Disponer de los zapatos del hermano mayor al menor (o que los primos se regalen), es una práctica bastante habitual cuando quedan pares en buen estado. Sin embargo, desconocemos que hay riesgos de heredar el calzado entre niños; aquí explicamos en detalle los inconvenientes de esta costumbre.
¿Por qué no recibir zapatos que se encuentren “aparentemente” en perfectas condiciones? Según los expertos de Mike’s -compañía dedicada al diseño, desarrollo y comercialización de calzado-, se trata de una práctica muy poco recomendable porque no existen dos pies iguales. “El pie se termina de formar en torno a los 14 años, pasando por diferentes etapas. El pie no se acomoda al zapato, el zapato se acomoda al pie”, explica Gloria González, kinesióloga, quien agrega que heredar cualquier tipo de calzado es perjudicial para la salud del niño, ya sea si fue utilizado por poco o mucho tiempo.“Los zapatos cuando son usados ya han sido moldeados por la otra persona, por lo tanto, todo el refuerzo que tenía al principio ya no lo tiene, es un calzado que ya está deformado”.
Cada persona tiene el pie distinto, quizás sea el mismo número, pero existen empeines alto y bajos, es decir, el arco ascendido o un pie plano, o sea, el arco descendido. “Cuando uno compra un zapato se debe pensar que va a cargar un cuerpo por mucho tiempo, es imprescindible encontrar un calzado cómodo y que sea ideal para cada persona”, comenta González.
Principales problemas que podría tener un niño al ocupar un calzado heredado:
Generación de patologías derivadas de un mal apoyo.
Deformidades en sus pies.
Aparición de rozaduras u otras molestias.
Alteración de su forma habitual de caminar.
Contagio de hongos.