La luminosidad es esencial para los humanos y que hay varios factores que pueden contribuir a la aparición de trastornos asociados a la disminución de la exposición a la luz solar, en esta época del año. En abril, además del cambio de hora, resulta inminente la llegada del invierno, lo que para algunas personas no resulta ta bueno… hay que estar atento a los “síntomas de depresión estacional”.
Danilo Quiroz, Médico psiquiatra, magister en epidemiología, Director del programa de formación de psiquiatras de adultos de la Universidad Diego Portales, Past President de la Sociedad Chilena de Trastornos Bipolares, explica que: “este trastorno puede ocasionar dificultades en el trabajo, en la escuela, en las relaciones personales y en las actividades sociales. Los síntomas, como la fatiga o menor energía y la somnolencia intensa, pueden interferir en la realización de tareas diarias y en la capacidad de tener relaciones interpersonales saludables. Por esta razón, si se cumplen estos criterios, es recomendable buscar ayuda”.
Según el especialista la luminosidad es esencial para los seres vivos, y en particular para los humanos. “Nuestros procesos biológicos están sincronizados con los ritmos ambientales, como el día y la noche, y también con otros como las estaciones del año. Por lo tanto, se cree que varios factores pueden contribuir a la aparición de estos trastornos asociados a la disminución de la exposición a la luz solar, como cambios en los niveles de serotonina y melatonina, y otros factores genéticos y biológicos”, afirma el médico psiquiatra.
Sin embargo, la causa de la depresión estacional no se conoce completamente, ni por qué algunas personas son más propensas a que los mecanismos que regulan su estado de ánimo se vean afectados por los cambios estacionales.
Detección de síntomas
Las características de la depresión estacional no difieren de las de otros tipos de depresión, y recalca que es importante detectar a tiempo síntomas como la tristeza, la disminución de la capacidad para disfrutar de las cosas, alteraciones del sueño y del apetito, quejas cognitivas, lentitud o agitación física, y pensamientos negativos o suicidas.
“Muchas personas experimentan una disminución en los niveles de energía, más apetito y sueño al llegar el invierno, pero esto por sí solo no constituye una depresión estacional. Para que sea considerada una depresión, es necesario tener síntomas centrales como desánimo y/o menor capacidad para disfrutar de las cosas”, aclara.
Asimismo, destaca que si la persona sospecha que tiene un episodio depresivo que se prolonga en el tiempo (ya sea estacional o no) debe consultar a un profesional para evaluar si corresponde a un episodio depresivo y determinar el tipo de cuadro que padece.
Para disminuir los síntomas y vivir de mejor forma, el especialista resalta la importancia del tratamiento. “El tratamiento de la depresión estacional puede ser el mismo que el de una depresión no estacional, es decir, medidas generales, algunos tipos de psicoterapias y ciertos tipos de medicamentos, aunque en algunos países, el bupropión, un tipo de antidepresivo, tiene indicación específica para la depresión estacional”, señala el Dr. Quiroz.
Intervenciones cronoterapéuticas
Existen algunas intervenciones cronoterapéuticas que pueden ser útiles para este trastorno:
– Fototerapia “tradicional”: consiste en administrar luz de una intensidad mucho mayor que la luz ambiental, lo que se logra con ciertas lámparas que alcanzan una luminosidad de 10 mil lux (una medida de luminosidad, que es 10 veces mayor a la de una habitación con luz natural de día en invierno). Esto se aplica durante el periodo de mayor riesgo, es decir, otoño e invierno, por periodos de media hora diaria, usualmente. Administrado de esa manera, tiene efecto antidepresivo, pero también presenta algunos riesgos, como producir “virajes” o cambios de ánimo en personas con trastorno bipolar, por lo que es importante estar atento a esos casos.
– Lámparas de simulación de amanecer: son particularmente útiles en países donde cambia mucho la hora del amanecer en distintas épocas del año, como ocurre en la zona centro y sur de Chile. Actúan como un despertador, que un tiempo antes de sonar, emite una luz tenue que aumenta en intensidad, simulando el amanecer, de modo que al despertar, la habitación se encuentra parcialmente iluminada. Esto es especialmente útil para las personas que sienten que en invierno les cuesta más despertar y se sienten más somnolientas y cansadas al levantarse. También se ha observado un efecto antidepresivo, aunque la investigación es menos abundante que con la fototerapia tradicional.