Muchas son las mujeres que tras años de sentirse disconformes con sus mamas, ya sea por su escaso volumen o porque a raíz de los amamantamientos perdieron tamaño y firmeza, finalmente deciden operarse. Hoy la cirugía plástica entrega soluciones seguras, con excelentes resultados y plazos de recuperación que se han reducido considerablemente. Este es un procedimiento quirúrgico que busca recuperar el volumen de las mamas con una prótesis de silicona de alta calidad. El implante se puede colocar bajo el músculo pectoral o detrás de la glándula. Los implantes son cada vez de mejor calidad y están fabricados con materiales que garantizan incluso una durabilidad casi de por vida. Aun así, se recomienda realizar una ecografía y/o mamografía anual para controlar la mama y el implante. Solo en caso que éste presente una complicación, se cambia. Los riesgos, aunque existen, como la contractura capsular y la rotura de los implantes, han disminuido significativamente.
Actualmente, gracias a la tecnología los implantes tienen una caída y un movimiento cada vez más natural. Así lo pudo comprobar el doctor Esteban Torres, cirujano plástico y reconstructivo UC, quien recientemente participó en el Congreso Highlights of Plastic Surgery 2017, realizado en Panamá. “Los avances se muestran desde el punto de vista de la cobertura, de la nanotecnología que usan para poder definir la superficie y la uniformidad de la prótesis, generar menos reacciones, menos contractura capsular, y una forma que brinda un aspecto de la mama realmente muy natural”, explica el profesional acreditado en la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica y miembro del Wellness & Aesthetics Medical Center.
Lo tradicional eran los implantes en forma de gota (anatómico o natural) o un implante redondo. Hoy se ha ido más allá, desarrollándose geles que son ergonómicos, es decir se van moviendo junto con la paciente. “Por ejemplo, si la paciente está de pie, adquiere una forma natural en gota, si está acostada más redondo. Eso permite que tenga una excelente viscosidad y elasticidad. Todo esto sin considerar los avances tecnológicos en seguridad”, argumenta Torres.
Última generación
Entre las novedades de los implantes de nueva generación se cuenta la incorporación de un chip de radiofrecuencia. Este se encuentra asociado a un número de serie, que permite identificarlo con “nombre y apellido”: marca, tamaño, etc. Próximamente se agregarán datos, como temperatura o presión, lo que permitirá a los médicos evaluar si hay algún tipo de inflamación, infección local o incluso constatar si el implante se rompió.