HomeTENDENCIASSALUD¿Cómo enfrentar el síndrome de niño obeso?

¿Cómo enfrentar el síndrome de niño obeso?

Entre los años 80 y 90, la prevalencia de obesidad infantil se cuadruplicó, ya es una pandemia. Hoy, en Chile las cifras superan el 30%, tenemos un panorama complejo que desencadenó una población sedentaria que se alimenta con dietas altas en grasas saturadas y azúcares; lamentablemente, esta es también la tendencia infanto-juvenil y cada vez, son más padres buscando ayuda. ¿Cómo enfrentar el síndrome de niño obeso? Pamela Riveros Puratic, nutricionista infantil del Centro de Equilibrio Funcional (CEF), se refiere a esta problemática y explica la metodología que han desarrollado en CEF en el área de nutrición infantil.

“La obesidad infantil es más que la apariencia del niño, muchas veces, no se piensa que está asociada al desarrollo temprano de enfermedades cardio-metabólicas, hepáticas, renales y varios tipos de cánceres, reduciendo notablemente la esperanza de vida y el bienestar en general. Hay que partir reconociendo que si tenemos un niño con obesidad, la única razón de eso, es que hay adultos en su familia que le están entregando alimentos procesados. Él no tiene posibilidad de decidir o de comprar su alimento. A veces, se le permite determinar lo que quiere comer o sucede también que hay hábitos poco saludables instaurados en la familia: comer grandes platos, ingesta de bebidas gaseosas y azucaradas, colaciones envasadas, no tomar agua; así, se han eliminado los alimentos tradicionales llenos de nutrientes y fibra, los más pequeños comen poco o nada de fruta, consideran que el postre siempre es dulce, tienen muy poca actividad física y los espacios de compartir la comida en familia casi no existen. Conclusión: “obesidad”, plantea la nutricionista de CEF, Pamela Riveros.

¿Cómo se genera el área de nutrición infantil en CEF?

El proyecto se desarrolló y se concretó porque estaban llegando constantes consultas de madres pacientes del centro, buscando herramientas para el bienestar de sus niños, situación que también responde a los alarmantes números nacionales relacionados con sobrepeso, obesidad y diversas problemáticas asociadas a una mala nutrición.

Establecimos abarcar el ciclo completo, con atención desde los 6 meses hasta los 14 años. Desde los 6 meses porque es cuando inicia la alimentación complementaria -apoyando en el inicio de las primeras comidas, hábitos, cambios de leche, preparaciones etc.- e incorporamos también a preescolares, escolares y preadolescentes.

“EL ENFOQUE ESPECÍFICO Y QUE NOS DIFERENCIA CONSISTE EN INTERVENCIONES DE ALTO IMPACTO Y SUSTENTABLES, NOS ADECUAMOS A CADA DETALLE EN LA VIDA DEL PACIENTE Y SU FAMILIA”

¿Cuáles son los casos más frecuentes de consulta en nutrición infantil?

No dista de la realidad del país, lo más recurrente es la grave obesidad y sobrepeso que existe en esta etapa de vida. Trabajamos con infantes que llegan con malos hábitos de estructura de alimentación. Hay también muchos pacientes con alergia a la proteína de leche de vaca (APLV) y llegan casos de niños prematuros que, en particular, son historias médicas de muy lindo seguimiento, porque se va de la mano de su desarrollo biológico para poder ir incorporando alimentos, lo que no tiene relación con su edad cronológica.

¿Por qué hay tantos casos de obesidad o sobrepeso?

Hay un cambio en los hábitos, la alimentación de hoy se ha visto afectada por una sociedad donde la industria avanza más rápido que nosotros y la oferta de OCNI (objetos comestibles no identificados) es tremenda. Se perdió la alimentación de antaño con horarios definidos, 4 comidas al día: desayuno, almuerzo, once y comida; ya no existen los niños activos que jugaban en la calle, que entraban y salían de casa para “tomar once” y regresar al juego, para terminar la jornada cansados, que repetían la comida del almuerzo y a la cama. Hoy, ellos tienen otras dinámicas, casi no salen de casa, tienen muy poca actividad física, casi no se sientan en familia a comer, existe mucha comida procesada y rápida, productos light… todo esto ha ido limitando las experiencias con las comidas; es común que a los niños se les prepare lo que quieren para evitar el estrés, deciden qué comer y así también aparecen productos como el kétchup, por dar un ejemplo, o solo fideos con salchichas; se fueron dejando de lado los guisos, sopas, cazuelas, tortillas, etc. Como especialista en el área, siento que ¡debemos volver a lo natural!, como dicen por ahí, y esa decisión la toman los adultos, no depende de los niños, la responsabilidad siempre es del adulto a cargo. 

¿Es muy diferente la atención pediátrica a la de un adulto?

Los niños son niños y hay que estar formado para abordarlos, además, hay que ser empático con los padres. Los niños gritan, lloran, juegan, cuesta subirlos a una pesa. Todas las mediciones que se realizan deben ser transmitidas con claridad al cuidador o al adulto que los lleva a la consulta, siempre debe estar el adulto responsable en la consulta. Desde los 11 años en adelante, aproximadamente, es fundamental generar un espacio para que el niño se sienta cómodo -más independiente-, por eso, muchas veces las mediciones antropométricas y la primera información se levanta con el pequeño en un box, sin el adulto -siempre que los padres autoricen el formato-, lo que desde mi experiencia es realmente muy efectivo. Una vez que se realizó la evaluación con el paciente, se hace pasar a los padres y se retoma la conversación para recoger la visión de la alimentación familiar y los hábitos de la casa. 

“TENEMOS COMO OBJETIVO NUTRIR LA INFANCIA Y LAS ALMAS QUE VIENEN A DISFRUTAR DE ESTE MUNDO”

Pamela Riveros Puratic, nutricionista infantil, con más de 10 años en rehabilitación infantil: prematuros extremos, parálisis cerebral infantil, síndromes genéticos, síndrome de Down, miopatías, RDSM, obesidad, desnutrición entre otras. Actualmente, es tutora de la aérea de pediatría de las alumnas de ultimo año en la Universidad Los Andes y directora de área de nutrición infantil en CEF.

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